domingo, 21 de junio de 2009

LANOCHE DE LOS FEOS-MARIO BEDEDETTI

(Para el hombre que ama las ruinas y está descansando,acurrucado en mi pecho, en un nido de besos tiernos, mientras los pájaros azules salen de paseo)

1-
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

"¿Qué está pensando?", pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"

"Sí", dijo, todavía mirándome.

"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."

"Sí."

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."

"¿Algo cómo qué?"

"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

"Prométame no tomarme como un chiflado."

"Prometo."

"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"

"No."

"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

"Vamos", dijo.


2

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

FIN

jueves, 18 de junio de 2009

FERNANDO PEÑA

La noticia. El anuncio de su deceso lo hizo Matías Martin, su colega en FM Metro, ayer por la tarde.
Sus palabras fueron: "Son las cinco de la tarde en la Ciudad de Buenos Aires y nos toca una vez más ser vehículo de comunicación de una noticia de mierda, una de esas situaciones tristemente esperadas, no se cómo definirla y no quiero hacer mucho rodeo. La noticia es que falleció Fernando Peña, autor y protagonista absoluto de El Parquímetro, un programa que solo un genio como él podría haber hecho. Falleció un genio, era compañero nuestro, lo queríamos mucho y nos quería mucho también. Es una noticia difícil de asimilar".


http://www.youtube.com/watch?v=SyVkY6MNsr4



http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1140613

lunes, 15 de junio de 2009

PARA TENER UNA NOCHE MUY DIVINE...

KUMBIA QUEERS
Niceto Vega 5510 . Palermo . C1414BFD
Ciudad de Buenos Aires . Argentina
info@nicetoclub.com
Viernes 19 de Junio
Horario: 21 hs.
www.myspace.com/laskumbiaqueers
Anticipadas: $25 en boletería Niceto Club (Lu. a Vie. de 12 a 18 hs.) y Ticketek.
Extra-links !!!
KQ en Página 12
KQ en Clarin
KQ en Global-Art

LUEGO PASEN POR MALDITA (UNA EXPERIENCIA SIN RETORNO)
http://ginebrabase.blogspot.com/


DOMIGO ESTRENO
21 de junio




La pérdida que lamento es la del lenguaje, hablar de amor, sentir el impulso de hablar de amor. En todo caso es el lenguaje y no el objeto lo que podría extrañar...

¿Quién se atreverá a condenarme?

(lo mismo digo)

viernes, 12 de junio de 2009

Hombres Necios Que Acusáis de Sor Juana Ines de la Cruz

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?

Cambatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?

Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

jueves, 11 de junio de 2009

SALA DE PSICOPATOLOGÍA (A.Pizarnik)

Después de años en Europa
Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap
St. Pierre, Provence, Florencia, Siena,
Roma, Capri, Ischia, San Sebastián,
Santillana del Mar, Marbella,
Segovia, Avila, Santiago,
y tanto
y tanto
por no hablar de New York y del West Village con rastros de muchachas estranguladas
-quiero que me estrangule un negro- dijo
-lo que querés es que te viole- dije (¡oh Sigmund! con
vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté
en las mejores playas de Europa)
y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo,
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino,
-Una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no
figura en el mapa dice:
-El dotor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo
aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzsche: ‘Esta noche tendré una madre o dejaré de ser’.
Strindberg; ‘El sol, madre, el sol’.
P. Eluard: ‘Hay que pegar a la madre mientras es joven’.
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación
lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido
de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire,
pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi
útero
(y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de
la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí
orgullo por mi virtuosismo -la mahtma gandhi del lengüeteo, la Ein-
stein de la mineta, la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino
entre pelos como rabinos desaseados -¡oh el goce de la roña!
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al lepro
so, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí, de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como
ustedes:
-¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no?
Y
sí,
aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que
la sala -verdadera pocilga- esté muy limpia, porque la roña les da te-
rror, y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por anti-
guos fantasmas emigrantes de las marivillosas e ilícitas pasiones de la
infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en un sala
llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de
la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por dónde empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es
casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
-¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al ina-
gotable fluir del murmullo. A veces -casi siempre- estoy húmeda. Soy
una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y coger-
me a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda
me la chuparán) a fin de que me exorcicen y me procuren una buena
frigidez.
Húmeda.
Concha de corazón de criatura humana,
corazón que es un pequeño bebé inconsolable,
‘Como un niño de pecho he acallado mi alma’ (Salmo).
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia
prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a
fuerza de prolongarse,
(Ridículamente se ha adornado para este mundo -dice una voz
apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma -dijo.
Y yo le dije:
para reunirme con el ‘migo’ de ‘conmigo’ y ser una sola y misma enti
dad con él tengo que matar al ‘migo’ para que así se muera el ‘con’ y, de
este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finalizada en
la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.
Entonces:
adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos
para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el ‘centro’ del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio
vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión
y del encuentro
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolu-
ción de sociedades de consumo,
y lejos de enmierdantes simulacros de medir el tiempo median-
te relojes, calendarios, y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compra y se vende (oh, en ese jar-
dín para la niña que fui, la pálida alucinada en los suburbios malsanos
por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que
no has tenido madre (ni padre, es obvio)
De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación
de absoluta NO-ALIANZA con Ellos
-Ellos son todos y yo soy yo-
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar,
pero a veces -a menudo- los recontraputeo desde mis sombras in-
teriores que estos mediquillos jamás sabrán conocer (la profundidad,
cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi
amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será nin-
guno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen
cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la
miseria por no haber sabido ser una mierda práctico, por haber afron-
tado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber
hurgado en lo oculto como un pirata -no poco funesto pues las mone-
das de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recin-
to lleno de espejos rotos y sal volcada-
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos,
cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos
un saqueador y un plagiario) a la vez que te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes, para
darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)


Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en
ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las
analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque -oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalíti-
ca se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?


El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no resta-
ñan la herida que supura.
El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o segura-
mente, le ha causado la vida que nos dan.
‘Cambiar la vida’ (Marx)
‘Cambiar el hombre’ (Rimbaud)
Freud:
‘La pequeña A. está embellecida por la desobediencia’, (Cartas...)


Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica.
Sin duda, muchas claves las extrajo de ‘los filósofos de la naturaleza’,
de ‘los románticos alemanes’ y, sobre todo, de mi amadísimo Lich-
tenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas
como:
‘El le había puesto nombres a sus dos pantuflas’
Algo solo estaba, ¿no?
(¡Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Ya Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto - ‘¿Qué
hice del don del sexo?’- y yo soy una pajera como no existe otra;
que le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo -tuvo que saber-
que de allí no se vuelve


se alejó -me alejé-
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir ‘Buenas noches’ que decir ‘Buenas noches’)


El lenguaje
-yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo, por mi parte, no puedo más.

lunes, 8 de junio de 2009

DE VEZ EN CUANDO LA VIDA NOS BESA EN LA BOCA

Max al volante, lidia prestando el auto y yo, hacia Mardel. Frío, risas, mensajes de texto, recorrida en conversaciones inaudibles por momentos, la incomodidad de tomar mate con el agua de ruta que quema la yerba y los mensajes de texto esperados, inesperados (la crueldad del silencio de una mujer que sabe que está sepultando una oportunidad y sembrando una alternativa)
La noche con amigos,NTVG sonando divinamente.
La celebración se tornó sorpresiva expresividad.
La madrugada otoñal frente al mar es helada.
El día generoso trajo una claridad vital. Mas decisiones, charlas de mate caliente rico y nuevos amigos.
Partimos hacia Tandil, otra fiesta de voces y cuerpos saltando hasta quedar extenuados, un recital impecable. Un Hostel con estufa (de verdad) vino, felicitaciones, lugares que se inauguran y tienen otro nombre, conversaciones donde uno pasa la vida entera en 4 horas. Un lujo.Dormir un rato está bien antes de viajar hacia baires.
En mi casa esperaba una pila de ropa sucia, un desorden importante dos perras y llamados nunca recibidos (mis hijas con el padre).
El hogar (donde viven 18 chicos/as y yo vamos adoptándonos con el corazón), llego cansada pero feliz, hay un partido en una tele donde las imágenes son casi silogismos borrosos, noto tensión y enojo, reclaman que no fui el viernes, recuerdo que les había avisado (la tensión cede).
Él no puede esperar
salta un abismo de ausencias
pelea por una justicia propia
se han apropiado del sentido de justicia
tiene miedo, lo se
tiene enojo, también
salta para ser visto, ser oído
se le da a elegir de que lado estar
saltar, esta vez, será no volver jamás
las palabras se aclaran, se buscan,
pelean en forma circular
salgo sin saber
de que lado del risco quedará
agua brava
casi, sin querer
se hizo mansa después
(lo supe al regresar)
Cruzar la puerta del Hogar, hacia la salida, es entrar a una dimensión que no siempre quiero recorrer, esta vez me estaban esperando.
Bar, café, fernet, diálogos , poesías dialogadas, cercanías extrañas. No se sabe nunca nada. Los perfumes se confunden y confinan.
¿Cuantas vidas se viven por segundo?
De nuevo mi casa, mi amigo esperando, mis perras, el Hogar (cruzar la puerta para estar dentro es vivir en la profundidad de mi alma).
Ojos dulces, amargos, indiferentes, burlones
abrazos y dibujos
enojos, silencios,
abrazos y esperanzas
ser observados clínicamente
a nosotros
a mí
a ellos
la captura nos asfixia.
Brandsen en duda. Se confirma el viaje.Las primas buscan la forma de llegar, una al corazón y otra al lugar de destino. Una forma de llegar es posible, la otra es una imposibilidad si se busca y lo inevitable si sucede.
La llegada, el reencuentro y caras nuevas.Respetuosamente, afectuosamente, simpáticamente,cruelmente, fugazmente,solidamente,hipocritamente,especulativamente,sinceramente,autenticamente... laberintos de incógnitas que no se despejan. Solo se abre el pecho y el alma, sólo. La familia es una inmensidad ficcionada, se ilusiona el amor de la confraternidad, se vibra y se siente también. Cuerpos apostados, apuesta a los cuerpos, apuestas perdidas, apuestas suicidas, apuestos algunos. El azar no se corresponde con la dicha a veces, la dicha no se corresponde con el azar necesariamente.
Invento una pintura de seres que amo, los contemplo, los admiro.
La fiesta pone en movimiento los cuerpos.
Un poco está bien.Un poco con mucho. Muchos pocos son todo. Todo lo que tengo siempre es poco y lo que siento siempre es mucho.
Generosos saludos de despedidas y abrazos que agradecen.
El regreso trae charlas, chistes, café y buscar salidas, buscar una forma de regresar a casa. Buscar la forma de regresar a una misma cuando se paraliza el corazón, cuando la expectativa hace trizas la posibilidad de respirar un presente pleno.
En mi casa me esperan mi amigo y mis perras (mis hijas están con el padre porque se enfermaron y no irán el lunes a la escuela). El poeta comparte una sensibilidad que abriga (los mails y los mensajes de texto ofrecen caricias).Las primas continuaron el regreso.
En casa comparto queso, vino y un té de hierbas, Kill Bill 2 y las fotos del tano transmitiendo bellezas exóticas (imágenes que hablan y cuentan mas historias). Extraño a Sofia y a Lucía, ya es tiempo de que sus ruiditos estén en casa dando vuelta todo.
En algún momento descanso.
En algún momento sueño. Y creo que hoy, por la mañana, ya no sé qué sinuosidad onírica será historia.
Ojalá que los recuerdos no hagan trampa.

martes, 2 de junio de 2009

DESDE MALDITA GINEBRA AL MEDIO DE MI PECHO.

SED DE TODO
SED DE ESTE MINUTO
BOTELLAS A TUS PIES
PALABRAS A TUS OJOS
MAGIA QUE FLUYE
SE ARRASTRA POR EL SUELO SUCIO DE AMAR
Y SE INSTALA EN EL AMBIENTE
SIN FILTROS...
CON ELEGANCIA SALVAJE
CON GUIÑOS DE UNA NOCHE
COMPAÑERA EN ESO
DE BRINDAR CON LA LOCURA
"ESTAR" AHI, EN EL INSTANTE PRECISO
"ESTAR" Y RECONOCERTE
ENTRE LOS FANTASMAS
BRAVURA-TERNURA
NENA-MUJER
MADRE-RISA QUE ES POEMA
TALLADO AHI MISMO
EN LA SED DEL MOMENTO...
Y YO, ENTRE SENSACIONES EXTRAÑAS
CONTEMPLANDO, SIN PALABRAS
BELLEZA NATURAL
ENTRE CURDAS Y FANTASMAS
HUMO DULCE, JETAS RANCIAS
DEL AMOR ENLOQUECIDO...
TUS LETRAS EN MI AMANECER
CAFE SOLITARIO LLENO DE AUSENCIAS
TUS LETRAS AHORA QUE EL FRIO
ME CONQUISTA Y CAIGO RENDIDO
TUS LETRAS...SONRISA ANTES
DE ADORMECERME ENTRE POEMAS.

ERKER

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