miércoles, 25 de junio de 2008

LA RAZON DE MI VIDA (EVA DUARTE DE PERON)

LA MUJER QUE NO FUE ELOGIADA
Por eso tal vez, escritores y poetas han hablado mucho de las mujeres bellas y elegantes... y han cantado a las mujeres viendo solamente a esa clase de mujeres cuya feminidad es indiscutible.
A esa "mujer" han visto solamente. Por eso escritores y poetas no han dicho la auténtica verdad respecto a la mujer.
La mujer no es eso. No es vacía, ligera, superficial y vanidosa. No es lo que ellos han escrito: egoísta, fatal y romántica.
No. No es como ellos la pintaron: charlatana y envidiosa.
Ellos la vieron así porque no supieron ver nunca a la mujer auténtica que, por ser precisamente auténtica, se refugia silenciosa en los hogares del pueblo, donde la humanidad se hace eterna.
Esa mujer no ha sido aclamada por los intelectuales.
No tiene historia. No ofrece recepciones. No juega al bridge. No fuma. No va a al hipódromo.
Es la heroína que nadie conoce. Ni siquiera su marido. ¡Ni siquiera sus hijos!
De ella no se dirá nunca nada elegante, nada ingenioso.
A lo sumo, después de muerta, sus hijos dirán:- Ahora nos damos cuenta de lo que ella era para nosotros.
Y ese lamento tardío será su único elogio.
Por eso he querido decir todas esas cosas. Así, yo le rindo mi homenaje ¡el mejor homenaje de mi corazón! A la mujer auténtica que vive en el pueblo y que va creando, todos los días, un poco de pueblo.
Es ella la que constituye el gran objetivo de mis afanes.
Yo sé que ella, solamente ella, tiene en sus manos el porvenir del pueblo. No será tanto en las escuelas sino en los hogares donde se ha de formar la nueva humanidad que quiere el Justicialismo de Perón.
Por eso me preocupa que la mujer auténtica del pueblo se capacite en todo sentido... porque la escuela es como esos talleres que pintan cuadros en serie... pero el hogar es un taller de artista donde cada cuadro es un poco de su alma y de su vida.
Allí se forman los hombres y mujeres excepcionales.
La nueva edad justicialista que nosotros iniciamos necesita muchos hombres y mujeres así.
Y por más esfuerzos que hagamos no los podremos ofrecer a la humanidad si no los crean, para nosotros, mujeres del auténtico pueblo, enamoradas de la causa de Perón; pero fervorosamente instruidas y capacitadas.
Por eso yo creo que vale más capacitar, instruir y educar a una mujer que a un hombre. ¡Ha llegado el momento de dar más jerarquía al milagro por el cual todos los días las mujeres creamos en cierto modo el destino del mundo!
Y con más razón ahora, que los hombres han perdido la fe... Nosotras nunca perdemos la fe. Y bien sabemos que, cuando todo se pierde, todo puede salvarse si se conserva un poco, aunque sea un poco de fe.

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