Donde nada ni nadie me aguardaba, salvo yo misma y la intensidad.
Todo (mi todo es un grano de arena en el desierto Universal, pero es TODO) todo parecía indicar que los lugares del amor no habían pasado por mi historia, y, que aún así y por eso acudiría resistente a saciar mi sed en el desierto, sintiéndome una desterrada en los territorios de el emparejamiento. Entre bordes y redes coincidí con algún que otro sistema planetario, pero, como siempre, debíamos seguir girando.
Hace mas de un año me dí por mal recibida en uno de esos planetas y no volví más (aunque desde otras galaxias observara sus movimientos cada vez que fuera posible)
Hace unas horas o unos siglos ya, el planeta se abrió en dos y el tiempo dejó de existir, no es metáfora, el tiempo dejó de existir y encarnamos en animales felices cálidamente acunados en un abrigo común. Luego, nuestras galaxias siguieron desfilando entre los soles.
Mi intensidad ha recorrido su propia historia y donde no habìa amor, lo inventó y, como lo ha creado ya no lo necesita, creo que eso que llaman amor planea volver por este mundo.
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