lunes, 6 de julio de 2009

EL ÁNIMA COBARDE

Él componía la excelencia de un sabio degollador de la calma
... a golpes. El el vino tinto se mezclaba a gritos y se cocinaban amenazas en la hornalla del terror (el plato caliente se estrellaba contra la pared tantas veces lavada).
Ella se defiende a mordiscones, a patadas,a gritos, se esconde bajo la cama o en los jardines vecinos,espera... agazapada que él se duerma,que al menos salga a buscarla...
otra noche sin dormir. Por la mañana pasa maquillaje en sus heridas, viste una sonrisa todo el día, se disfraza de feliz rutina: niños al jardín, saludos cordiales, juega a estar viva en la oficina y luego sale, como zombie, otra vez hacia el calvario. Él, con su noche de mierda y su mierda de noche llega a los gritos, insultando, dando portazos, la levanta de la cama de los pelos, la arrastra por el suelo hasta pelarle la espalda, la patea, llama a su madre "tu hija esta drogada, no se despierta". Ella simula, finge no escuchar los gritos ni sentir los golpes, solo espera... espera... espera (mamá solo piensa en la vergüenza
si alguien se entera -mejor morir en silencio que en escándalo berreta). La bestia se duerme, casi a la madrugada se desploma en la cama rabioso y balbuceante. Ella se levanta, pone agua fría en sus heridas, se sienta en tinieblas, toma el 38, lo observa... asqueada, lo mira... sabe lo justo que sería verlo desangrarse... que fácil... imagina las mil formas de hacerle trinar sus huesos a balazos, comenzaría por las piernas para que se de cuenta, para que despierte gimiendo y retorciéndose de dolor, luego el estómago, los hombros, que sienta cada estallido de la pólvora y las esquirlas en su cuerpo... tan fácil es matar a un perro de estos.
Absorta ensimismada y ausente pasa algo en su espalda, una mano suave, que la acaricia y recorre su piel ardida: "mamá: ¿me hacés mimitos?". Guarda el arma en el placard, toma a sus hijas en brazos y se va, sin mas que las mochilas y un bolso de mano. En silencio. Pensando que el inútil fantasma durmiendo en el nido vacío nunca supo lo que es estar vivo.

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