viernes, 11 de septiembre de 2009

EL NIÑO DE LAS SALES

El niño de las sales
ha venido esta madrugada
quiere acolchonarse en mis brazos
para que el ruido de máquinas y taladros
lentamente
se vaya olvidando
entre unos pechos-miel
(que ya no son suyos)
“¿al menos podría descansar aquí otra vez?”
El niño de las sales
tiene hambre
hambre de una niñez ausente
hambre de recuerdos
(pensarse al menos un día
uno más
como esos que no trabajan
a destajo
con su papá)
Mi niño de las sales llega
me increpa su mirada
(brilla entre lágrimas)
“vos sabés, solo en tu casa estoy en paz”
dijo
y habló de su soledad
llena de cuentas sin pagar
-la vida le pasa factura
factura de familia fracturada-
(no para de hablar)

El niño tiene
los surcos de su huella digital
siempre
con restos de material
-el trabaja
de luna a sol-
de luna a sol
con restos de material
entre sus manos
“pensando en vos”, dijo
mientras sangraba
su mano mal vendada
“sos la única
que nunca me va a traicionar”
Silencio…
mi niño duerme
(la sal aún lo hace temblar
llorar… temblar)
limpio sus heridas en silencio
beso su frente despacio…
-solía amar mi sexo alado
como si no hubiera nunca
otra más para besar-
descansa su vejéz temprana
en el plexo lunar
de mi cintura
la habitación en sepia
confunde el color de nuestra piel
A su lado
fumo el cigarrillo más solitario que una mujer pueda fumar

No hay comentarios:

Contribuyentes

Archivo del blog